En el marco del ciclo “ARTE Y SUSTENTABILIDAD. Interconexiones contemporáneas” delineado por el equipo editorial PAN en colaboración con el Centro Cultural Universitario Paco Urondo y el Centro Universitario Tilcara, ambos pertenecientes a la Facultad de Filosofía y Letras (UBA), entrevistamos a la artista y curadora argentina Patricia Hakim.
Podemos pensar que una obra de arte sustentable es una obra que teje redes de modo equitativo y une mundos diferentes de manera constructiva, pensando en un futuro. También, que es sostenible una obra que sirva como toma de conciencia acerca de que no habrá desarrollo posible a largo plazo si no es económicamente eficaz, socialmente equitativo y ecológicamente tolerable. En suma, todo arte que inste a reflexionar sobre la medida en que como persona afecto a otras entidades humanas y no humanas es ecológico.
Partiendo de estos supuestos, el proyecto QR: Entre lo ancestral y lo futuro de Hakim se encuadra dentro del prisma de la sostenibilidad por su impacto cultural.
Patricia revaloriza el patrimonio al recuperar técnicas artesanales ancestrales y nos conduce a reflexionar sobre ellas desde el presente al vincularlas con la tecnología. Pone en diálogo arte, artesanía y tecnología tensando los contrastes y ubicando en un primer plano a los artesanos. Ellos son los protagonistas de los videos en los cuales muestran sus talleres, los materiales que utilizan y explican la técnica con la que elaboraron el código QR.
Estefanía Radnic: ¿Cuál es el vínculo de este proyecto con la cuestión de la sustentabilidad? ¿Qué pensás acerca del arte sostenible?
Patricia Hakim: Soy más intuitiva que activista o estudiosa del tema. De esta manera activé el proyecto seleccionando sólo artesanos productores de un sistema productivo totalmente natural.
Me refiero a que invité a participar a artesanos que van al monte a cortar las ramas, el chaguar o la palma, al cerro a buscar el barro o a pastorear la oveja de la cual luego hilarán su lana. Su vínculo con el material está profundamente ligado a su entorno y a su medio de vida. Al ser ellos quienes producen sus materiales extraídos directamente de la naturaleza animal o vegetal, su relación con la naturaleza es de respeto y cuidado.
ER: ¿Qué impacto tuvo a nivel social este proyecto curatorial teniendo en cuenta que le da voz e identidad a un grupo de artesanos de comunidades periféricas de diferentes provincias de nuestro país?
PH: Algunos de los artesanos con los que trabajé ya se conocían entre sí, tenían algún tipo de relación con artistas y/o tenían contacto con diferentes circuitos artesanales. Es decir, que ya tenían un espacio y voz propia en su campo. Esto no invalida su precariedad laboral o su condición periférica.
Lo que hice con “QR. Entre lo ancestral y el futuro” fue dar visibilidad a su práctica en la escena del arte. Esto les proporcionó un nuevo público, espacios de exposición, difusión y una manera inusual de encarar su trabajo. A muchos les dio alegría, a pesar de las complicaciones que, a la mayoría le demandó la realización del QR. Algunos artesanos pudieron ver la exposición en Bs As o Santiago del Estero. Allí se tomaron fotos que luego quisieron usar de perfil en sus redes. Interpreto este gesto como un gesto de compromiso y empatía con el proyecto.
ER: Como vos comentabas, estas técnicas tradicionales se pueden leer en clave ecológica ya que los artesanos trabajan con conciencia del impacto que cada acción humana tiene en su entorno. Sería un desafío intentar trasladar esta conciencia ambiental ancestral al arte contemporáneo e incluso a la producción de muestras temporarias que en general soslayan la dimensión sustentable. ¿Qué pensás acerca de esta cuestión?
PH: Creo que la toma de conciencia ambiental excede al mundo del arte ya que replica descarnadamente al sistema capitalista. Pero poco a poco se van asumiendo responsabilidades. A partir de fines de los años 60, comenzaron a surgir obras que abordan la ecología. Podríamos citar a Hans Haacke, Joseph Beuys, a los argentinos Luis Benedit o Nicolás García Uriburu, incluso a Joaquín Fargas sobre quien escribí el libro “Joaquín Fargas: con ciencia y arte”.
ER: ¿Cómo surgió la idea de resignificar este proyecto en tiempos de pandemia?
PH: Ni bien empezó el confinamiento, mi hijo, quien estaba viviendo en casa y es un referente en impresión 3D, comenzó a donar (empezando por el servicio de un hospital público que dirige mi hermano médico) y luego a fabricar en gran escala, las mascarillas de protección facial. Mi marido, diseñador industrial migraba sus proyectos a la nueva problemática así fue que casi de manera natural se me ocurrió reactivar al equipo para seguir dando visibilidad a sus prácticas así como a la singular coyuntura local e internacional.
Fue mucho más simple la concreción de “COVID+QR” que la del “QR: entre lo ancestral y el futuro”. Fue un trabajo de diálogo directo y de complicidad con los artesanos.
ER: ¿En qué estás trabajando ahora? ¿Tenés un próximo proyecto en mente?
PH: Junto a COVID+QR empecé a escribir un proyecto en el que aún estoy trabajando “Archivos A4: Trascendente Obras Ocultas”. Es una convocatoria en la que también busco darle espacio y voz a otros. En esta ocasión a la comunidad artística con quien estuve vinculada y dejaron una marca en mi camino. Se trata de poner en valor obras ocultas (no sumando más, a la infinidad existente), a través de nuevos modos de presentación y circulación (diagramas, videos, instalaciones). Será un archivo de obras recuperadas para re-visionarlas con una mirada del presente. Para lo que crearé una nueva obra colaborativa y participativa.
© Todas las fotos gentileza de la artista.
Para acceder a los videos alojados en los códigos QR podes bajar gratis una app scanner o lectora de QR, o apuntar con la cámara de tu Android, Motorola o iPhone.