Hay una palabra que resuena con más fuerza cuando entramos al mundo del jardín de Infantes del Instituto Educativo Moruli: creación.
Nos reunimos con Margarita y Julieta, Directora y Vicedirectora del Jardín de Infantes, para acercarnos a la propuesta educativa, en la cual arte y niñez están íntimamente relacionadas. Así como en otros colegios el foco está puesto en el bilingüismo o el deporte, desde el Moruli se refuerza la expresión como camino hacia la educación de calidad.
Marga (M): Los niños son muy blancos, muy inocentes. Nos pasó con una sala de cuatro años en donde se decidió trabajar con Dalí, que al principio había intriga o duda sobre cómo iban a relacionarse con estas imágenes y el resultado fue impresionante. Comprendían, interpretaban, descubrían perfectamente, porque los niños no tienen ese ‘filtro’ que adquirimos los adultos.
Julieta (J): Fue muy lindo ver con mis hijos el vínculo generado con lo aprendido, en un viaje que hicimos, donde recorrimos distintos museos. Si bien eran chicos, reconocían las imágenes de artistas conocidos que habían visto en el jardín, me pedían sacarse fotos con tal u cual obra, iban dirigiendo ellos mismos hacia donde mirar.
¿ Cómo se plantean los proyectos a trabajar en el jardín?
J: Se parte de un proyecto global, que tiene que ver con fechas importantes del País, por ejemplo. En general el proyecto global nos viene dado desde Primaria y Secundaria. Luego, según la edad se ve cómo trabajar ese proyecto. Además del proyecto global, cada sala trabaja en la segunda mitad del año con artistas específicos. Por ejemplo sala de dos el año pasado trabajó con Kandinsky, Pollock y Berni.
M: Se eligen algunos autores, por color, por cómo trabajan las obras. Las maestras parten de una indagación personal, luego presentan a los chicos algunas propuestas y los escuchan, siempre se parte de saberes previos que transmiten ellos mismos.
J: “Carnavales del mundo” por ejemplo que fue el proyecto de 2018, en un principio nos parecía un poco difícil y ajeno, pero luego resultó una experiencia maravillosa.
Se indagó sobre artistas actuales que trabajaran sobre el tema e invitamos un artista para que viniera a hacer máscaras junto a los chicos.
Cada sala se dedicó a una temática diferente. Sala de tres trabajó sobre la murga argentina, Sala de cuatro sobre Venecia y Brasil y Sala de cinco sobre Argentina y Latinoamérica.
La profesora de expresión corporal trabajó “El origen del Carnaval”, en donde aparecían las distintas clases sociales. Primero ella iba presentando los grupos, para luego integrarse y bailar todos juntos.
Nos dimos cuenta que el Carnaval, que en principio nos sonaba un poco distante, tiene en realidad muchísimas cosas propias de la niñez: alegría, movimiento, música, disfraces.
M: Otra experiencia muy linda fue trabajar con el arte urbano de Buenos Aires.
Junto a Graffitimundo se organizó una excursión para las salas de cuatro y cinco en donde los chicos pudieron ver distintas manifestaciones de arte urbano.
A su vez, a través de la Plataforma digital Santillana Compartir, se invitó a las familias a subir imágenes de murales o grafitis de la ciudad.
¿ Cómo se integra a la familia en los distintos procesos?
Siempre que se inicia un proyecto se comunica a las familias el objeto a abordar y se los invita a colaborar. Desde algo material como láminas, hasta una participación en clase, en caso de que los padres lo deseen.
J: Hubo un caso de un padre que realizó un proyecto hermoso y muy completo sobre cómo abordar las emociones a través de la música, que era aquello que se estaba trabajando en la sala. Resultó tan interesante que se repitió en otras salas también.
¿ Qué podrían explicarnos sobre el concepto de Libre creación?
M: Nos enfocamos en la experimentación con distintos materiales, pero “como al niño le guste”. Se puede partir de una consigna, pero el resultado tiene que ser como al niño le “salga”.
Por supuesto que dentro del juego existen objetivos, pero si vos al niño le preguntas qué hiciste al final del día, te va a responder: “jugué”.
J: Existe una evolución a medida que se pasa de salas. Se trabaja en niveles de complejidad. Por ejemplo, si trabajan con lavandina y pintura: en sala de tres es como un juego, a ver qué aparece con el hisopo en la pintura. En sala de cuatro se experimenta con dos colores, en sala de cinco con cuatro colores, nunca se repite una actividad.
Dentro de esta “libre creación”, cuando entregan la carpeta de trabajos o se arma una ‘muestra’ de fin de año sobre los artistas, se respeta la hoja de cada chico. En una decisión, que podríamos llamar curatorial, no se agrega la descripción de la técnica trabajada ni el nombre del niño en la hoja en sí, ya que se considera que esas hojas son la expresión plena del niño, su creación.
© Imágenes Joaquin Posada