*Con la colaboración de Rita Maschwitz
Durante muchos años se disfrutó del arte yendo a galerías, museos y centros culturales. Para esto no sólo había que conocer dónde y cuándo ir a deleitarnos con las obras de arte sino que también los artistas tenían que tener acceso a esos espacios para poder exponer allí.
En los últimos años nuestra sociedad viene atravesando grandes cambios. Con el surgimiento de nuevas tecnologías se modificó de manera radical nuestro estilo de vida, nuestra forma de vincularnos con los otros, y el arte no quedó afuera de estas transformaciones.
Desde sus inicios el arte se asoció a una experiencia sensorial. El contacto directo con la obra de arte era la única forma de percibir su tan preciada aura.
A principios del siglo XX, en la era de la reproductibilidad técnica, la fotografía puso en jaque el concepto del aura y ya no fue necesario ir hasta el museo para ver a la Gioconda y tener una experiencia “única, original e irrepetible”.
Casi un siglo después la aparición de la tecnología del e-commerce fue rápidamente incorporada en los hábitos de compra de: alimentos, ropa, tecnología, accesorios, todo se puede comprar online… ¿y el arte?
A contramano de todos, el mundo del arte pareciera no abrazar la idea del e-commerce tradiconal. Hoy la mayoría de las galerías de arte no ofrece ese servicio en sus páginas web. Aun así, en los últimos años han ido surgiendo diversas estrategias virtuales para impulsar las ventas online: espacios de arte alternativos, promoción en redes, salas virtuales, subastas online etc.
En el 2017 en la Argentina surgió DIDEROT, uno de los primeros e-commerce de arte del país. Se trata de una galería virtual focalizada en arte contemporáneo que través de su plataforma ofrece más de 500 obras de arte online. Con un funcionamiento similar al de cualquier otro sitio de compras por Internet propone una experiencia 100% digital al incluir una variedad de servicios y soluciones que acompañan y mejoran la experiencia de mirar y comprar obras de arte online.
Montajes virtuales, asesoramientos para comprar y un buen servicio de logística dan cuenta que sólo “hacer digital” la cosas ya no alcanza, es necesario volverse digital y repensar hábitos y costumbres tradicionales.
Tal vez el mayor disruptivo en el mercado del arte y uno de los pioneros en brindar un servicio de e-commerce integral fue la página web ARTSY. Ellos lograron abrir el arte al mundo online a través de una asociación con reconocidas galerías, instituciones de arte y ferias internacionales. El sitio presenta un gran catálogo de obras y cada usuario puede armar su perfil de coleccionista. ARTSY logró definir y transmitir una misión que es fundamental en su identidad: crear una conexión entre las dos puntas del hilo, el vendedor y el comprador.
Estos cambios poco a poco van ayudando al mundo del arte a ingresar e incorporar este lenguaje tan distinto al que están acostumbrados. Pero como lo mencionamos anteriormente, uno de los cambios más radicales los vive el comprador al acercarse a una obra de forma virtual. Ahora ese contacto sensorial se retrasa hasta el momento que compra la obra y la recibe en su casa.
Nace una nueva experiencia. Ese encuentro no es exactamente el mismo que vivía en una galería, ahora no sólo se cierra un ciclo que comenzó digitalmente sino que es el momento de la verdad: ¿Cumplió la obra que compró con sus expectativas?
Para tener una buena experiencia con el e-commerce no sólo importa que el producto sea lo que se esperaba, todo el proceso debe funcionar bien. Por esa razón recomendamos tener en cuenta ciertos procesos y emociones que transita el comprador.
A tener en cuenta:
1) Presentar toda la información disponible acerca de la obra de arte. Abrir canales de contacto para aclarar consultas.
2) Explicar las formas y medios de pago para realizar la compra de forma virtual. Deben ser simples, rápidos y seguir los mecanismos estandarizados del e-commerce. Es fundamental inspirar confianza en el comprador.
3) La logística de entrega es un paso clave. Como galería virtual podemos hacer todo bien pero si la empresa de logística pierde la obra o la dañada en el traslado, el cliente se sentirá descontento y posiblemente, no vuelva a confiar en nosotros ni en la experiencia.
4) Post-venta. El ciclo con el cliente no termina con la entrega de la obra. Es una buena opción ofrecer servicios de montaje y asesoramiento para colgar/ubicar las obras de arte en las casas. Así mismo, es importante mantener informado al cliente acerca de las futuras actividades de los artistas, sus exposiciones y premios. Fomentar y enseñar a coleccionar es una buena forma de crear vínculos duraderos con los clientes.
Las formas de mirar están cambiando. La tecnología avanza y cada vez más confiamos en aquello que vemos en la pantalla y tenemos nuevas experiencias frente al arte. Siempre que hay cambios hay resistencia, muchas veces no es fácil acomodarnos a lo nuevo pero cuando algo cambia, y ese cambio viene de afuera, hay que acomodarse lo más rápido posible… adaptarse y seguir. Valorar lo bueno que viene con lo nuevo y mejorar lo que no gusta tanto.