Sensibilidad, intuición, autenticidad, son algunas de las palabras que definen a Mariana Cortes y a su proyecto Juana de Arco, marca palermitana de diseño textil que ya cumplió 20 años y que cautivó a Japón.
Palermo le recordaba a Arribeños, su pueblo natal, con sus casas bajas, y el local que eligió es idéntico a la panadería de sus abuelos. Un barrio para andar en bicicleta y caminar a cielo abierto. Guiada por su sentimiento Mariana dio a luz a Juana de Arco en 1998.
Toda una larga historia y un proceso de aprendizaje que fue tejiendo fuertes lazos con el arte.
En sus comienzos, y durante 12 años, Juana funcionaba también como galería de arte. Los primeros años en el sótano de la tienda de la calle El Salvador se exhibía obra de pequeño formato de artistas jóvenes. Más tarde Mariana concibió el proyecto Juana de Arco Casa de arte, y el espacio de exhibición se trasladó unas cuadras a una casa sobre la calle Costa Rica. « Estética afectiva » « Artículos regionales », « Habitar » son los títulos de algunas de las muestras. A partir de estas experiencias Mariana fue conformando una colección de arte, con regalos espontáneos y canjes con artistas que le pedían exponer en el lugar y, a cambio, dejaban una obra. Luego empezó a comprar obra de manera más consciente, obra que se vinculaba afectivamente con la estética de Juana.
Laura Pérez Campana, Dani Vega, Julian Terán, Flavia da Rhin, Fabiana Barreda, Tulio de Sagastizabal, Marcos López, Pilar Cortes, Noelia Yagmourian, Nahuel Vecino, Leo Ciachio, Natalia March, Benito Laren, Nacho Iasparra son algunos de los artistas que circulaban por Juana y cuyas nombres aparecen en la colección. Juana albergaba a artistas más o menos consagrados con otros, convivían como en un hogar. Muchos llegaban desde el interior. Habitaban esa casa pero también se lanzaban a otros proyectos, Juana era un trampolín. Había libertad de movimiento, a diferencia de lo que sucede en otras instituciones.
Mariana es una artista que va creando sus estampas y diseños con una frescura más propia del autodidactismo que del de una egresada de la carrera de Diseño de la Indumentaria de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
« Desapasionada por la moda », como ella se define, a la escucha de lo que le piden las mujeres que están a su alrededor y atenta a lo que se usa en la calle, Mariana diseña sus colecciones con una gran sensibilidad. El nexo entre arte y diseño en Juana es muy fuerte y esto se percibe en cada prenda.
¿ Cómo creás una colección ?
Soy la que trae el arte y los símbolos de las colecciones, a veces son palabras, y todo eso se va juntando y lo voy desarrollando. Muchas veces me inspiré en viajes. Cuando ya elegí un tema empiezo lo estético, bajo los textiles que son dibujos que generalmente hago yo [pinta sobre lienzo o sobre papel los motivos, a esos diseños rectores les dedica mucho tiempo y los guarda como obras], y después se arma el prototipo, en ese momento hay otra vuelta estética. El prototipo es el primer modelo de cada serie, cada colección hoy en día tiene 60 prototipos diferentes. En Juana hacemos one of a kind, es una producción única que no se repite. En cada colección se descubre algo nuevo que se incorpora al concepto general, vamos perfeccionando lo que funciona y también sacando nuevos conceptos que se van incorporando.
Cuando empezamos a hacer los shablones como patrones de estampado los hicimos de un tamaño grande para que justamente la estampa no caiga en el mismo lugar y eso hace que cada prenda sea diferente. La serigrafía es muy antigua es una técnica ancestral, es manual y el color también se hace artesanal entonces cada día que se estampa es diferente. El taller de serigrafía lo creé yo junto con un chico que quería trabajar, ahí voy a hacer las primeras bajadas para ver la impronta y después se va repitiendo variando los colores, hacemos diferentes paletas, a las que les ponemos nombres: paleta andina tiene 5 colores, paleta partida es un clásico de dos colores, arco iris tiene 7 colores, funciona como un código interno que vamos aplicando.
¿Qué lugar tiene lo espiritual en Juana?
Ahora mi interés está en el yoga, pero yoga no es sólo la práctica, hacer ejercicios, yoga es todo, también es hacer arte, la práctica del arte. A partir del año pasado empezamos a hacer talleres de poesía y yoga, se despertó una vuelta y quiero integrar eso …
Juana es una entre Japón y Argentina, que sea una mujer no miles, es Yoga Spirit, el espíritu del yoga, la cliente de Juana es eso, le gusta el arte o hace arte, es artista. La ropa es apta yoga. Siempre pienso que esa es la clienta.
Yo juego a que la clienta se identifique con algo, todas las mujeres somos Juana, adentro de cada mujer hay una Juana aunque una piense que nunca se pondría nada, con algo se va a identificar si va a Juana, ahí entra algo del infinito del color y de la estampa.
Juana tiene algo de multicultural, hay una conexión transversal, con India, Japón, Brasil, tus viajes pero también sale a luz y se reposiciona lo latinoamericano. ¿Cómo ves la conexión de Juana con Latinoamérica, con lo propio, lo local ?
Uno de los primeros partidos de Juana es la paleta que se piensa desde Latinoamérica, siempre los rectores de inspiración tienen que ver con trajes auténticos de los pueblos originarios, nos inspiramos en sus bordados, sus colores. La idea desde los comienzos de Juana fue esa: la diversidad, el mix, el patchwork, también de lo femenino, de los delantales de la mujer, de lo que hay y de lo que sobra.
En mis viajes por Latinoamérica rescato cosas que me llaman la atención para aplicarlas y eso lo traduzco a algo más nuevo. Lo digiero y lo « enjuanizo » pero siempre parto desde ahí. Cuando empezamos a estampar la idea fue estampar los tejidos latinoamericanos, los patrones eran de aguayos, de barracan, quería que fuera algo mas rápido y más usable pero que conserve ese registro. Hacer más « fast food » algo que tiene otros tiempos. A la vez registrarlo, que no se pierda, preservarlo. El ñanduti, es el mayor ejemplo; está oculto en el Paraguay y mucha gente no conocía. Darle difusión a estas tradiciones y valorizarlas.
¿Cómo se dio la conexión de Juana con Japón? (Gran parte de la producción de Juana se exporta a Japón)
Juana encontró una expansión natural hacia Japón. Los japoneses se enamoraron del proyecto. Eso del detalle, de lo inesperado caótico que tiene Juana les llama la atención. Las japonesas tienen mucha sensibilidad, si bien es una cultura tan diferente a la nuestra. Las hace feliz ponerse Juana, ellas sienten que les da felicidad usar esta ropa, algo energético.
Se respira el trabajo en equipo en Juana, ¿cómo funciona?
Ahora me siento con muchas cosas consolidadas que no quiero tocar, cosas que funcionan solas. Después de 20 años hay un « sistema juanero » que se activa. Se desarrolla el textil inspirado en determinada idea, cada diseñadora tiene su rol y se va haciendo. Somos un verdadero equipo.
En un equipo cada uno cumple una función, un rol. Soy una chica de pueblo y hay cosas que me quedaron en otra frecuencia, cosas que nunca supe ni que voy a saber. Cuando asumís que sos eso, no pretendes otra cosa y da un resultado. Yo soy muy de delegar. Cuando empecé era más controladora y desconfiada y con el tiempo fui soltando y que pase lo que pase. A veces el resultado no es tal cual el que tenía mente.
Otro concepto lindo de Juana es que hay 20 manos, alrededor de 20 personas que hacen cada prenda. Yo tiro la primera ficha, una receta, esto con esto va con esto, pero después el que lo cose elige el color del hilo o no se puede terminar como yo quería y lo terminan de otra forma. Quizás el que lo estampó no encontró el rosa que yo le dije, le quedó más fucsia San Rita. Hay cosas que van variando. Después viene la prenda y hay que limpiarla sacarle los hilos y es otra persona. Mucha gente se involucra en una sola prenda. Entonces queda librado al azar, « el one of the kind » al ser el infinito que va rotando, cuando se corta el patch, yo les doy una fórmula pero el resultado yo no lo conozco, eso es muy lindo, eso es Juana. Así se va dando.
¿Qué es la sustentabilidad en Juana?
Juana es hecho a medida, a medida de lo que hay también. Es una empresa que sobrevivió a tres crisis mínimo, pero seguimos adelante. Juana es una sobreviviente de todas esas crisis argentinas. Es una proyecto autosugestionado, familiar y sin ningún sostén del exterior. Yo soy de crear desde lo que hay y después reemplazo, me gusta usar lo que hay.
Así surgió Juana a partir de la idea del recorte, de usar retazos. Haciendo bikinis al principio, aprendí el formato pequeño. Después con los recortes de modal que me sobraban de las remeras de invierno me di cuenta que podía hacer ropa interior, que fue el primer gran éxito de Juana y fue hecho con retazos. De la combinación entre el recorte, lo sustentable y la bikini, nace la idea de la ropa interior de colores. Con el slogan « Viste tu interior », mirarte hacia dentro, que tu ropa interior sea colorida y linda aunque no se vea. Desde los comienzos a toda la ropa le trabajamos los interiores, los bolsillos estampados, lo que no está a la vista. Del recorte de la ropa interior nacieron los collares, que además se rellenan con pelusa también del recorte.
Otra de las creaciones a partir del recorte fue el atado de trapo para hacer alfombras que surgió en la crisis del 2001.
¿Cómo nació el proyecto de la muestra « Juana de arco, 20 años » en el Museo de la Historia del Traje**?
Empecé haciendo orden con la mudanza del taller, tratando de organizar y limpiar, y pensé que tenía que donar ese conjunto de prendas al que llamábamos el « museo de Juana », prendas-rectores que no iba a volver a hacer nunca. Siento que Juana es un proceso, fue un aprendizaje, me siento autodidacta en la costura, en el invento. Pensé que era bueno hacer una donación por que Juana es muy argentino, no se puede hacer en otro lugar del mundo. Intenté reproducirla en otros lugares, pero no sucede en otro lugar, es acá y es así, es lo que es. También de este modo apoyaba el Museo del Traje enriqueciendo la colección con algo más contemporáneo, que es parte de un proceso de una diseñadora argentina. También surgió lo del « magical bridge » para los 20 años una conexión entre Argentina y Japón, se exhibió en los dos lugares al mismo tiempo.
La actual colección de otoño-invierno 2019 se llama La Casa de la abuela, inspirándose en la casa de su propia abuela Mariana transmite la idea de que Juana sea un espacio vivible y abierto que sea la casa de la abuela, un lugar de expresión donde todas podemos ir, leer poesía, exponer, practicar yoga. Un espacio de arte que vale la pena transitar y descubrir.
*La colección de arte de Mariana Cortes forma parte de una interesante publicación sobre coleccionismo contemporáneo argentino. “Afectos coleccionables” en Alemany, Eloise; Lamdany, Victoria. Lo que nos rodea nos refleja. Buenos Aires: Ediciones Larivière, 2008.
**La exhibición tuvo lugar desde el 12 de diciembre 2018 hasta el 17 de abril 2019 en el Museo de la Historia del Traje, Chile 832, Ciudad de Buenos Aires