Desde el mes de julio hasta mediados de noviembre se está llevando a cabo el homenaje nacional al artista argentino Julio Le Parc. La exhibición de sus obras se encuentra repartida entre el Museo Nacional de Bellas Artes y el Centro Cultural Kirchner. La dirección artística de este homenaje en el centro cultural está a cargo de Yamil Le Parc su hijo, y la curaduría es de Gabriela Urtiaga. Son aproximadamente 160 obrasen 3000 metros cuadrados. También se pudo visitar hasta octubre la instalación Mobile Rombo Colón, en el Teatro Colón, donde el artista trabajó en los años cincuenta poco antes de iniciar su inagotable trayectoria internacional que lo transformaría en uno de los grandes representantes del arte cinético y contemporáneo.
Nacido en Mendoza en 1928, se traslada a Buenos Aires donde luego estudiará Bellas Artes. No le fue ajena la obra de Antonio Berni, ni los murales que pintó junto a otros artistas en las galerías Pacífico. De ese realismo social y crítico tomó la idea de la transformación social a través del arte que llevaría a cabo años más tarde. Su formación en el país, sumado a las exigencias parisinas maduraron en las obras que hoy se pueden admirar en la retrospectiva más grande dedicada a Le Parc. Ganar una beca de la Secretaría del Gobierno Francés fue el pasaporte para su llegada a París a fines de 1958.
La exhibición en el CCK no es una muestra cronológica. Las salas han sido divididas por ejes temáticos y distribuidas en varios niveles de la institución. En el subsuelo se haya la obra La tortura. Realizada por el artista en colaboración con el grupo Denuncia en 1972. Este conjunto de siete lienzos condena los abusos de los gobiernos militares en América Latina, que estaban ocurriendo en ese momento. Es la primera vez que se puede ver en el país. Ya en el sexto piso antes de entrar a las salas, se observa una línea de tiempo, donde se hayan especificados los momentos más importantes de su vida. El Gran Premio de Pintura y su consagración como artista en la Bienal de Venecia en 1966, su intervención en el mayo francés en 1968, y su expulsión por unos meses de Francia. Luego su trayectoria hasta la fecha.
Siguiendo por el pasillo, en la sala Modulaciones, se observa su carácter de artista abstracto, que asume desde antes de su llegada a París. Las obras se agrupan por el interés puesto en representar el concepto de movimiento óptico, logrado a través de variados recursos pictóricos. El ojo del espectador se convierte en motor captando seriaciones, ondulaciones y desplazamientos de formas y colores. Le Parc recurrirá al concepto de “obra abierta” de Umberto Eco. Ya no será el artista quien dará el sentido total a la obra, sino que le ofrece al espectador la libertad de interpretación. Dentro de la misma sala pero apartados, se observan numerosos bocetos del artista. Este sector sería una especie de “laboratorio de ideas” al cual se remitirá para sus obras posteriores.
En la sala Relieves y Torsiones sus series de dibujos son trasladados al volumen. Las obras son maquetas de esculturas diseñadas para espacios públicos de diversos lugares del mundo. En ellas la incidencia de la luz y el punto de vista del espectador cobran especial relevancia.
Pasando a la sala Desplazamientos, se acentúa aún más el valor del punto de vista del observador, ya que sólo en el recorrido del visitante se activa la obra. En Continuo Móvil (2019) realizado especialmente para esta exhibición, un conjunto de pequeñas placas de plexiglás metalizado cuelgan en un gran móvil, captando el entorno, en este caso tomando el reflejo de la gran lámpara y a los espectadores. De alguna manera el artista está diciéndole “no” a la obra única, dado por las continuas variaciones que experimenta la misma. En la obra Panel de láminas reflectantes, se observa un juego espacial y temporal. No hay consignas y se nutre de la participación colectiva. El visitante se desplaza por detrás de la obra y su imagen se desdobla virtualmente, llegando antes que la imagen real. Cada espectador saca partido de su propia experiencia, que debe ser vivida para comprenderla. De alguna forma está desmitificando al artista, poniendo el protagonismo en el mismísimo espectador.
En la sala Contorsiones y Móviles, las obras forman parte del cinetismo puro, del cual Le Parc es pionero a nivel mundial. En 1964 el artista logra comprar los primeros micromotores para que la obra tuviera movimiento propio, recurriendo al factor sorpresa con la activación de las manivelas que crean variadas formas en movimiento.
En Alquimias, sala dedicada al estudio de la luz y el color, se observan aquellos bocetos observados, reproducidos en grandes escalas. La luz pensada como onda o como corpúsculo. Es interesante cómo estas obras fueron utilizadas también para realizar una experiencia en realidad virtual, totalmente recomendada para experimentar. Si bien se han cuestionado alguna vez sus cambios de estilo, Le Parc señala que siempre ha tratado de preservar su libertad de expresión, a riesgo de contradecirse. Y estas obras forman parte de su trabajo como “artista experimental”, como prefiere definirse.
Superficies, sería cronológicamente la sala que debería ubicarse primero. En ella se observan las investigaciones sobre los efectos ópticos, las tensiones e inestabilidades que se producen en las obras. La larga marcha, sería su nave insignia. Obra compuesta de varios lienzos intercambiables, que siempre encajan bien por la disposición de la paleta que elige de catorce colores, con los que hace infinitas posibilidades de combinaciones.
Subiendo al séptimo piso, el protagonismo lo asume la luz. La sala a oscuras presenta diversas obras donde el entorno ya no interviene y “la inestabilidad” es la característica en la obra de Le Parc, como sugiere la Dra. Elena Oliveras. En estas salas el espectador no debe buscar motivaciones y explicaciones estéticas, sólo debe vivir la experiencia. Lentamente se va demoliendo la noción tradicional de arte y se abren caminos a nuevas experiencias.
Para finalizar el recorrido, en el cuarto piso se encuentran las obras interactivas del grupo GRAV (sigla en francés del Groupe de Recherche d’Art Visuel)**. Son obras lúdicas producto de un trabajo colectivo. El objetivo era involucrar al espectador y guiarlo hacia una reflexión sobre el individualismo reinante en la década del sesenta, la política, los cuestionamientos sobre la estética dominante de las instituciones, la rigidez académica universitaria y otras problemáticas sociales. Se relacionaron directamente con la gente por fuera de las instituciones y a través de los juegos como Péguele a los del establishment o Derribe los mitos de los que se puede participar en este espacio.
La exhibición, que estará abierta hasta el 18 de noviembre, puede ser visitada por todo tipo de audiencia. Desde niños hasta adultos mayores, como los que pude acompañar en una de las visitas y que disfrutaron muchísimo de la creatividad de un “joven artista” de noventa y un años. Su mayor satisfacción es saber que “si alguno de los visitantes ingresa con algún pesar y pudo olvidarlo a lo largo de su exhibición puede sentirse por demás de satisfecho”.
** Grupo estético y artístico fundado en París durante el año 1960 por Julio Le Parc, García-Rossi, Hugo Demarco, F.Morellet, Denise René, Francisco Sobrino Ochoa, J.Stein e Yvaral, en este grupo también participó Norberto Gómez.
* Dolores Lamarca es Lic. Gestion e Historia de las Artes, Profesora Nac. Dibujo y Pintura. Dicta seminarios de historia del arte y visitas a instituciones y muestras.