Pocas veces se han mostrado tantas obras de Ernesto Neto (Río de Janeiro, 1964) en una misma muestra, más de 30 piezas producidas desde finales de los 80 hasta la actualidad: “esculturas” de diferentes períodos y de materiales variados (lycra, crochet, especies, piedras, plomo), fotografías y obras sobre papel. La disposición espacial diseñada por los curadores Jochen Volz y Valeria Piccoli, director y curadora jefe de la Pinacoteca de São Paulo, no respeta un orden cronólogico sino que plantea un recorrido “siguiendo el símbolo del infinito como en una danza”.
En diversos sentidos la gran retrospectiva que presenta Malba propone una experiencia nueva. Nos invita a perdernos y redescubrirnos entre y dentro de sus “criaturas”, así denomina la antropóloga Els Lagrou a los sensuales trabajos biomórficos de Neto. Esas formas elementales, órganos, y seres del mundo animal dialogan con el espacio circundante y, fundamentalmente, con los espectadores. Nos interpelan.
Hay esculturas transitables, que activan los sentidos del espectador y en las que incluso su cuerpo entra en juego. Hay otras que precisan de una activación por parte del espectador, generando una convivencia y un contacto, aquí se manifiesta la noción clave de cuerpo colectivo.
Se trata de una muestra sensorial. Esculturas traslúcidas que contienen elementos olfativos. Esculturas trenzadas que caen o se desparraman para guardar algo dentro o mostrarlo. Aromas, texturas, sonidos, incluso sabores. Obras recorribles, habitables, tejidas con crochet: que propician la convivencia. Una muestra donde el espectador es protagonista. Caminar, oler, participar de rituales, hacer música. Un arte relacional.
Siguiendo el camino trazado por el movimiento Neo-concreto que rechazaba el racionalismo del arte concreto en los años ’50 y ’60 con Ligia Clark, Helio Oiticica y Ligia Pape a la cabeza , Neto redimensiona la escultura. Produce un interesante salto de las cuestiones individuales (equilibrio y relación entre las partes y con otros) a una interpretación social de la escultura.
El peso y el contrapeso, la gravedad. Procurar un equilibrio entre dos objetos, entre el objeto y el espectador, entre nosotros y el mundo, entre la humanidad y el medio ambiente, entre el mundo y el cosmos. Desde los inicios de su carrera Neto plantea una exploración de la escultura pero, también, un regreso a lo esencial, lo primigenio. Una reconexión necesaria con la espiritualidad, la comunidad y la naturaleza en tiempos en los que reinan la superficialidad y el individualismo.
El compromiso social del artista y su preocupación por la afirmación del cuerpo como elemento indisociable de la mente y la espiritualidad se reforzaron durante sus experiencias de convivencia con pueblos de la selva, principalmente con la comunidad Huni Kuin, que realizó a partir del 2013. Su colaboración actual con estas comunidades aparece como una consecuencia natural de sus investigaciones escultóricas.
En la porosidad de las fronteras del conocimiento intersubjetivo, el escultor brasileño es un chamán que activa dimensiones subjetivas olvidadas como si se tratara de un ritual ancestral. Un aliento de vida cargado de energía. Una nueva manera de comprender el mundo. Una muestra potente que viene a despertarnos en este caluroso verano porteño.
Por sus características lúdicas y relacionales es una muestra ideal para visitar con niños y adolescentes. A partir del 23 de Enero comienzan las actividades de verano diseñadas por el equipo de educación de malba especialmente para ellos. Click aquí para ver las opciones e inscribirse: https://malba.org.ar/evento/ninos-y-adolescentes-vacaciones-de-verano-en-malba/
