Sustentabilidad
[pensar-hacer-vivir] / BOSQUE – diálogo con Camila Ercoreca

Esta entrevista se inscribe en el marco del ciclo “ARTE Y SUSTENTABILIDAD, Interconexiones contemporáneas II”, realizado por PAN + el Centro Cultural Universitario Paco Urondo, perteneciente a la Facultad de Filosofía y Letras (UBA).

*Ana Guillermina Zalba

© Patagonia en invierno. Cortesía de la artista.

Camila Ercoreca nació en Buenos Aires en 1989 donde reside aunque gran parte del año viaja a la Patagonia, allí desarrolla un proyecto de investigación artística en relación al territorio. Estudió Artes Visuales en REA, Escuela Superior de Bellas Artes Regina Pacis.  Hizo diversos seminarios en talleres y escuela dedicadas al oficio del fuego: Taller de cerámica y alfarería con Cecilia Rosón, alfarería en cerámica gres con Pedro Satorre. Asistió a distintos seminarios dictados por Verónica Kuwota y Mario Dominguez: pastas cerámicas y vidriados de alta temperatura, engobes y porcelana. También realizó seminarios de esmaltes en Idearios escuela de alfarería y seminarios de vidriados de baja temperatura con Veronica Funes y Ethel Farías. Hizo clínicas de arte con Hector Maranesi, seminario textil de prácticas contemporáneas en el arte de las fibras con Leo&Daniel Chiachio Giannone y fotografía con Marité Malaspina.

“it’s not about saving the world, but creating the world we want to live in” 

Annett Baumast

 

AGZ/ ¿Donde notás puntos de conexión entre el arte y la sustentabilidad?

CE/ Entiendo el arte como un espacio donde se abren posibles diálogos que articulan / desarticulan las construcciones preestablecidas dentro del área, el tema de trabajo. El arte no es algo aislado, es un proceso dinámico situado en un contexto cultural, social e histórico. En ese contexto interpreta,  dialoga, intercambia, cuestiona, interpela, mantiene un vínculo.

El arte no aborda necesariamente temas sobre sustentabilidad pero puede ser una herramienta a través de la cual pensar y reflexionar sobre ello.

AGZ/ ¿Y en tu obra en particular?

CE/ Mi trabajo artístico general está relacionado al territorio, la experiencia y el recorrido. Abordar mi trabajo de este modo me lleva a pensar, reflexionar y cuestionar muchas de las prácticas socioculturales.  Cuando trabajo en temas relacionados al territorio siempre surgen interrogantes sobre los modos de vivir, transitar, relacionarnos. No diría que trabajo directamente con el concepto de sustentabilidad pero reflexiono sobre modos de habitar y relacionarnos.

Hace más de 15 años que recorro montañas, parajes despoblados o semi poblados en la Patagonia. No recuerdo muchas cosas de la infancia pero sí la primera caminata por la montaña, la primera vez que vadeé un río, la sensación de estar rodeada de biodiversidad y agua cristalina. Claramente estos fueron momentos relevantes para mí, acontecimientos importantes que de alguna manera comenzaron  a dar forma al modo que tengo hoy de entender y relacionarme.

© “Territorios del vacío” Serie fotográfica. 2008-2021. Cortesía de la artista.

Una caminata por la montaña  no es solo caminar para mí. Es conectarte con la respiración, sentir el cuerpo y es también la posibilidad de  rodearme de un lugar con funcionamientos y dinámicas propias donde cada parte que lo compone tiene una función, está interconectada y mantiene ciclos. Ser parte por un rato de todo eso, poder observar y vincularme con esas experiencias me ayuda a procesar y desarrollar ideas.

En todos estos años de recorrer la zona vi muchos cambios: Hay gente en lugares que antes eran despobladas, nuevos barrios, también crecieron las zonas turísticas, aumentó el caudal de gente que visita el lugar, se lotearon territorios, se incendiaron y talaron muchos bosques nativos, crecieron las zonas productivas y se tomaron muchas medidas sin tener en cuenta el impacto socioambiental que conllevaban. Un ejemplo muy claro de eso es la minería que bajo ningún punto de vista contempla el impacto en la zona y no tiene licencia social.

Los habitantes de Chubut hace muchos años que se manifiestan en contra de la minería. En 2003 lograron prohibir por ley la minería a cielo abierto en la provincia.  Pero la ley declara excepciones de zonificación, y hoy hay nuevos intentos de instalar mineras en la meseta central de la provincia, al lado del río que abastece de agua potable a toda esa región. Parece mentira que hoy, después de muchos años, el pueblo  tenga que seguir marchando y luchando para que se les escuche. Recientemente se logró derogar una ley que habilitaba la zonificación minera en la región.

Es claro que un territorio es un espacio dinámico que muta y se transforma pero creo fundamental pensar y desarrollar proyectos para que esos cambios contemplen la importancia de un ambiente sano y diverso, respetando las decisiones de los grupos humanos que lo habitan.

© “Pircas”. Serie ‘Montaña’. Serie fotográfica. 2021. Cortesía de la artista

El verano es la época más seca, las lluvias son esporádicas, el calor más intenso, se dan las condiciones climáticas que favorecen focos. Cada temporada la población tiene que vivir alerta, preocupada y con miedo a posibles incendios. Saben que cualquier foco, con estas condiciones, es incontrolable; y que si esto sucede se queman miles de hectáreas de ecosistemas y bosques nativos; y siempre existe la preocupación de perder sus hogares, como le pasó a muchas personas en marzo 2021.

La pérdida de ecosistemas de esta zonas muchas veces es irrecuperable. El crecimiento y la regeneración de este  tipo de bosque tarda cientos de años en desarrollarse. Cuando hay incendios, el crecimiento y recuperación se ve reemplazado con la introducción de especies de rápido crecimiento, como el pino, la rosa mosqueta, la murra; generando un cambio en la humedad, el ph del suelo y la biodiversidad que, a su vez, favorece la propagación de incendios.

Los pinos son un problema para la zona. hace varios años se plantaron en muchas partes del territorio para producir madera. Este tipo de árboles tiene un crecimiento mucho más rápido que el bosque nativo, y se propagan rápido por la zona. Además, cuando se prende fuego, el pino arde muy rápido por su resina y pinocha, generando grandes focos de incendios que arrasan con todo.

Por lo general se desconoce el origen de los focos pero hay múltiples factores que influyen: falta de mantenimiento en tendidos eléctricos, nuevos proyectos inmobiliarios,  aumento de población y zonas turísticas, plantación de pinos para producir madera, propagación de la ganadería en la zona, falta de presupuesto para combatir y prevenir el fuego, entre otras cosas. A todo esto se suma la falta de control y planes a largo plazo para generar maneras de habitar el territorio de un modo equilibrado y sostenible. Muchos de los bosques que recorrí ya no existen. 

Inevitablemente me siento afectada por todo eso. Cada nuevo foco de incendio no es sólo miedo y preocupación por el fuego. O cada bosque nativo talado y reforestado con pinos no es sólo la preocupación de perder la contemplación de un bosque, es la pérdida de un ecosistema sano. 

Mi trabajo pasó a tratar temas relacionados al territorio y sus problemáticas, apoyándome en la construcción colectiva de relatos. Hace un tiempo empecé a registrar la experiencia de pobladores, y voy en búsqueda de generar obra a partir de la  articulación y diálogo entre distintas visiones y experiencias.

© Cortesía de la artista.

Al igual que cada parte del territorio está ligado y entrelazado entre sí, un hecho está ligado a su historia y contexto.

En todo este tiempo construí una interpretación personal que se mantiene en movimiento con cada nueva experiencia, en cada nuevo relato e interpretación compartida. Los relatos de las personas, sus vivencias y experiencias se volvieron importantes para el desarrollo del proyecto, cada relato agrega matices a mi modo de percibir y construir la visión del lugar.

Esta idea me llevó a reflexionar sobre la construcción del relato y la memoria,  la palabra se volvió un eje importante que guía parte de mi producción. Se podría decir que esta reflexión me llegó de sorpresa. No pensé abordar temas desde esa perspectiva.

AGZ/ ¿Qué determina la relevancia en el espacio transitado?

CE/ Transitar y habitar los territorios amplía mi conocimiento del lugar. Cada recorrido agrega nuevos matices, enriqueciendo la visión del lugar. Caminar se presenta como un posible diálogo y vínculo con el territorio y la gente que lo habita. Al recorrer  descubro imágenes y elementos importantes para la interpretación del lugar. Registro esta información, recolecto materiales del entorno; esas piezas me hablan del recorrido y  su recolección es un acto simbólico con el cual busco incorporar estas experiencias al imaginario.

© ” Erosión de cuerpos sin sombra”. Cerámica esmaltada con detalles en lustre oro. 2021. Cortesía de la artista.

“Erosión de cuerpos sin sombra” es una obra que terminé recientemente. Son 5 piezas cerámicas esmaltadas con detalles en lustre oro. En cada cara de las piezas hay una imagen del recorrido por la montaña realizado con la técnica fotocerámica. Es una obra que reúne al territorio, pero desde el recuerdo. Son imágenes de recorridos construyendo un nuevo objeto, algo así como un objeto hecho a partir del recuerdo de la experiencia.

AGZ/ ¿Qué te inspira? ¿Hay un momento de ‘chispa’?

CE/ Mi trabajo comienza con la experiencia transitada. En el desarrollo vuelvo repetidas veces al relato inicial, buscando nuevos matices dentro del entramado con los cuales abordar los acontecimientos desde nuevas perspectivas.

Recorrer y recolectar son acciones centrales en este proceso. Muchas veces va acompañado de registros fotográficos con el que busco capturar un momento, un contexto, una atmósfera, información que uso para dar forma. Este método ordena mi memoria, me reencuentra con las experiencias, la información y las sensaciones.

A veces las recolecciones derivan en material de elaboración, otras veces información a la cual volver. Algunos procesos surgen de elaboraciones rápidas y espontáneas y otras llevan años de desarrollo, cada trabajo encuentra su propia manera de presentarse, mutando y transformándose en el desarrollo.

© “Pircas”. Serie fotográfica. 2021. Cortesía de la artista.

Las pircas son  torres de piedras que lxs caminantes dejan en los senderos de montaña. Muchas veces cumplen la función de guiar a otras personas a un destino o señalan lugares de interés como un punto panorámico, cascadas o un lugar de descanso entre otras cosas. Para la serie de pircas seleccioné piedras de mis recolecciones por distintas caminatas y recorridos.

Las técnicas que utilizo son el dibujo, la pintura, la fotografía, el textil, la cerámica y en muchas ocasiones un proyecto surge en la mixtura entre varias disciplinas y materiales.

En todo este proceso no hay un orden lineal, más bien es un hacer constante en el que desarrollo, reflexiono y hago preguntas. El registro fotográfico, el dibujo o cualquier medio que utilice por lo general se da de forma simultánea sin reglas preestablecida.

Si tuviera que hablar de las formas recurrentes de mi obra creo que serían las formas orgánicas y las texturas.

AGZ/ Si tuvieras que definirte en una sola palabra, ¿cuál sería? 

CE/ Difícil, pero creo que sería “Hacer”. En el hacer voy descubriendo la manera y dirección del trabajo. Hay algo del hacer…que a mi me hace bajar información, o sea, si yo lo hago sólo en la teoría, me pierdo cosas. Es mi manera de poder explayar las ideas. Porque hay gente que es mucho más de la cabeza, mucho mas de la teoría, pero a mí me ayuda un montón esto del poder hacer; porque en lo visual, en lo tangible, es como que encuentro…como síntesis de ideas.

Ayer, por ejemplo, surgió una exposición; y bueno, para esa exposición tengo que producir. Porque en realidad venía trabajando el desarrollo de obra y concepto pero ahora tengo que producir obra, entonces fue la excusa para empezar.

AGZ/ ¿Y tiene algún eje curatorial determinado?

CE/ Yo le presenté el proyecto a Héctor [Maranesi], y a él le encantó. Empecé a pensar en los conceptos que habíamos trabajado con él y a partir del carbón, en algo bien práctico de manchar la hoja y trabajar el vacío.  El trabajo que estuve realizando con hector fue mas bien un trabajo de investigar desde lo teorico. Las experimentaciones con los materiales son exploraciones que estuve haciendo en base esos encuentros.

© Cortesía de la artista.

Empecé a calar y a armar unas estructuras a partir del vacío y la red que queda. Y claro, hay algo que queda, para mí, en el inconsciente…

AGZ/ Cuando hablabas del carbón y los vacíos me quedé pensando en la instalación que armaste con plásticos. Estuve leyendo un texto sobre pintura china, y cómo se trabaja el vacío en pintura china con acuarela, cómo la hoja blanca en realidad es un lleno sobre el que se trabaja el lleno de la tinta; y cómo, al no cerrar las formas, pareciera que hay un vacío pero en realidad uno lo llena con lo que quiera ese vacío. Y entonces preguntás: ¿hay vacío ahí? ¿o qué hay? ¿hay agua? Y uno pareciera sentir el agua. Aunque no hay nada, siente el agua . Entonces bueno, cabría la pregunta filosófica: ¿qué hay donde no hay nada?

© Rinconada de Nahuel-Pan, El Bolsón, Río Negro, Argentina. Enero-Febrero 2021. Cortesía de la artista.
© Instalación Bosque. Cortesía de la artista.

CE/ En enero y febrero del 2021 estuve trabajando en el proyecto que tiene como eje al bosque y los incendios. Estuve haciendo unos dibujos sobre plástico translúcido. Las imágenes que usé de referencia fueron fotografías tomadas en los recorridos por la montaña. Algunos de esos lugares hoy ya no existen.

Subimos a un foco reciente, un lugar que se llama Rinconada de Nahuel-pan en El Bolsón, Río Negro. Quería llevar los dibujos y hacer un registro fotográfico de ello.  Pedimos permiso para pasar y mientras estaba allá arriba, entre las cenizas, el calor y el viento, colgando los dibujos entre los troncos quemados empezó el incendio en El Hoyo. Fue terrible, nunca había estado tan cerca de un incendio de esa magnitud. Esa noche no pudimos volver a nuestra casa, el fuego estaba en el camino, tapaba la ruta, el camino de vuelta, estaba en todos lados’

© Rinconada de Nahuel-Pan, El Bolsón, Río Negro, Argentina. Enero-Febrero 2021. Cortesía de la artista.
© Rinconada de Nahuel-Pan, El Bolsón, Río Negro, Argentina. Enero-Febrero 2021. Cortesía  de la artista.

Cuando iba al colegio [un colegio Waldorf] tuve el primer acercamiento a la cerámica con Cecilia Rosón. Fue la primera persona que me acercó al barro. Quedé impactada por las posibilidades de esta técnica. Después fui a su taller algunos años. Ella encara el trabajo con mucha alegría, empatía y cariño. Seguí y sigo aprendiendo de distintas ceramistas y alfarerxs, en este oficio nunca dejas de aprender- pero Ceci fue muy importante.

© Horno en complejo ‘Palo Quemado’, Puerto Patriada, Rio Negro, Argentina. Cortesía de la artista.

Primero conectarte con el presente, porque tenés que estar en el momento en el que estás ahí haciendo, creando. Hay mucho equilibrio, de gravedad, de fuerzas, de presiones; desde tu fuerza, el material, el movimiento. Es como un diálogo con ese material, en movimiento, con la gravedad, con un eje. Y práctica, mucha práctica. Porque, es un poco como aprender a caminar. Y me acuerdo que me costaba un montón. Para mí, se generan clicks en el trabajo, como que vas entendiendo hasta de vos misma. Es algo terapéutico el torno. Y se ve mucho en la alfarería de la manera de relacionarse.  Hay ciertas cosas en el torno que no podés controlar, que tienen que ver con otras fuerzas que no son la tuya, la ejercida por vos. Entonces, hay algo que se ve, de cómo encarás el ‘no-control’, el poder del diálogo con el ‘afuera’.

Y después, la química que se da en la materia cuando va al horno. Se transforma. Eso también fue muy lindo para mí. Vi las primeras piezas y ahí dije: “ yo quiero hacer esto”. 

AGZ/ Y hablando de lo físico, la cerámica  está viva, tiene huecos, texturas, tiene piel. Me genera una afectividad muy grande la cerámica, todo lo que es texturado genera mucha afectividad, a mí por lo menos; y quería ver qué hay en eso de crear una vida de barro. Porque está la metáfora, de crear un golem del barro.

© Recolección de arcilla entre ‘El Bolsón’ y ‘El Hoyo’, Río Negro, Argentina. Cortesía de la artista.
© Recolección de arcilla entre ‘El Bolsón’ y ‘El Hoyo’, Río Negro, Argentina. Cortesía de la artista.

CE/ Sí, creo que en la cerámica hay varios diálogos a la vez. Está el poder dialogar con el territorio: las distintas arcillas también son el lugar donde caminás. Me lleva a ir investigando y conociendo el lugar donde estoy, donde habito, para conocer cómo funciona, cuál es su plasticidad, de qué minerales se componen, cómo reaccionan al fuego, cómo se transforman. Hay algo del diálogo con lo utilitario, con lo cotidiano. También, hay algo con la transformación química de las cosas, que está fuera del alcance de lo que yo puedo suponer, o sólo a partir de la prueba y el error. De hecho, ahora me traje arcilla de allá, porque estaba trabajando con probar las distintas cocciones y resistencias. Traje ceniza y armé unos esmaltes. Para probar distintas temperaturas. Es encontrarte con un montón de sorpresas que suceden, porque yo en verdad no sé de qué está compuesta exactamente. La otra vez saqué del horno: unas salieron como esperaba y otras me salieron totalmente derretidas.

© ‘Hogar Transitorio’ 2018. Camping Palo Quemado. Cortesia de la artista.

AGZ/ ¿Qué pasó en 2018,  que duró tanto tiempo la obra ‘Hogar transitorio’? 

CE/  En el 2018 volví. Todo este reencuentro con el lugar me trajo [al volver del Sur a Buenos Aires] esta reestructuración interna, de decir: ‘bueno, hay otras maneras de relacionarme con el entorno y encontrar una nueva manera’. Un poco desde lo sensorial y un poco desde el poder relacionar lo que traía, de lo conocido. Mucho de lo que usé en lo textil era reutilizado de cosas que habían sido de mi familia, y esto de las recolecciones. Y  fue como un volver, generar un espacio de diálogo en el que poder plasmar esta nueva estructura y esta nueva manera…¡que quería encontrar!, para relacionarme con el territorio desde otro lugar…

AGZ/ Un nuevo espacio de pertenencia. Tu hogar es un “hogar transitorio”. Cuando uno siempre tiende a pensar en el hogar como una cosa fija, el tuyo es blando, textil, colgante…como un nido de pájaro. Y un poco esta idea de estar seis meses en un lado, como un ave migratoria también, que está un poco acá, un poco allá …

© ¨Hogar transitorio¨. Gentileza de la artista.

CE/ Me dijeron muchas cosas de esta obra pero esta me gusta, nunca  la escuché. Claramente no era una obra comercial, porque tardé muchos años, en definitiva creo que fueron hasta casi tres años de armar una obra, enfocada desde ese lugar, desde la necesidad de poder encontrar ese espacio. No iba en búsqueda de otro fin, era ese, era únicamente eso.

Tampoco sabía como iba a ser el resultado final. Yo tenía una necesidad constante de hacer, y cuando salía del taller, me la pasaba hasta la madrugada cosiendo, bordando. Yo tenía la necesidad de armarlo. Y así fue…horas y horas…porque era todo a mano. El interior, en realidad si lo vés, hay detalle, sobre detalle, sobre detalle, ¡sobre más detalle!. Cada vez que mirás hay más cosas, porque yo…¡necesitaba ponerlo todo! Quería que estuviera todo, ahí. Y también hay muchas técnicas. Esto del hacer también me conecta con maneras de vivir. Y entraban las maneras de hacer con las maneras de vivir,  en diálogo, trabajando juntas, a partir de la necesidad.

AGZ/ Si, hacés viviendo, y vivís haciendo…

© Hogar transitorio. Cortesía de la artista.

CE/ Justo antes de llevar la obra al Sur, me fui de viaje a Asia. Estuve cuatro meses. Estaba en un momento conflictuado con esto de las maneras de habitar y vivir. Había ido al sur, y yo sentía que había fracasado en mi búsqueda, y había algo del sentirme ajena a las dinámicas familiares, a las dinámicas sociales…

Y fui extranjera, más extranjera todavía cuando me fui a Asia. Me metí en otro planeta, y fue muy duro para mí. Me encontré con barreras personales muy fuertes. Con temas a resolver míos muy intensos, muy urgentes; en contraposición también a algo que yo decía ‘estoy viendo el futuro’, ‘estoy viendo a dónde vamos como humanidad’;  en el sentido  de la cantidad de gente, de la manera de producción, de la manera del trato humano. ¡Y yo pensaba que iba en un viaje revelador!… Y fue revelador realmente en varios aspectos, y algunos no tan gratificantes. Yo estaba angustiada, en algún lugar…

Con mi pareja estuvimos diez días caminando por el Himalaya. Y empezó un diálogo interno,  con el territorio  que me conectó con muchas imágenes de la montaña, salvando las distancias, montañas muy distintas… Pero había algo…Y había mucho smog. Arriba de los 4.000 metros todavía seguía habiendo smog…¡una locura, una locura!. Era muy fuerte para mi tambien ver el derretimiento de los glaciares… ¡ a gran escala! Porque estamos hablando de las montañas mas grandes del mundo, y a la vez con un deterioro tan grande…Y yo decía: ‘¡Vengo de un lugar tan virgen!’. También esto me volvió, me conectó con el sur argentino, la patagonia es una locura que el agua sea potable, que sea tan virgen, que haya tantos espacios no urbanizados…

 En Asia estás en lo que se llama ‘el medio de la nada’… y ¡hay cultura! ¡Todo el tiempo! Es pesado…no es esa cosa salvaje y virgen que uno se puede imaginar en un lugar montañoso…

Y también hay otra parte…Yo habiendo recorrido montañas y gustándome tanto la montaña. Si bien es hermoso, y son enormes y hay un montón de cosas que te puedo decir que sí, que me encantaron; ver la industria de la montaña, eso también fue fuerte. Conocer estos lugares, de qué manera yo me relacionaba con la montaña y encontrar todo esto otro. Desde ahí entró otra vez la necesidad de llevar ‘Hogar Transitorio’ al sur, volver y darle un fin a todo eso. Dar también lugar al ciclo que se cumplió, y empezar otro …

Me dí cuenta todo lo que había para trabajar en relación a nuestro vínculo con los territorios que habitamos. Y decidí partir desde ahí, del trabajo con este territorio en particular, pero que se adapta y es aplicable a muchos otros lugares y otras formas. Elijo empezar trabajando con ese territorio en particular, que lo veo avanzar en su cambio drástico mucho más rápido de lo que yo esperaba. Entonces, me surgió una nueva necesidad de vincularme, relacionar y de pensar ese territorio.  A partir de ese trabajo puedo entender o pensar mi relación con ese lugar desde esa manera, bueno, ahora voy un poco mas allá: ¿Cómo llego a todo esto? ¿Cómo se originó mi vínculo? ¿Cómo construyo esa relación con el territorio?. Digo, esta la mirada de la gente que lo vive, aprendí de la gente, aprendí del observar el lugar, aprendí de ver los vínculos y las relaciones que se dan, aprendí de las transformaciones que se fueron dando; y todo eso hace a mi vínculo con el lugar. Y ahora estoy intentando bajar esas ideas, pensar otras…Y ese sería el nuevo proyecto con el  territorio.

AGZ/ Estás como deconstruyendo tu vínculo…

CE/  Ver el proceso para encontrar las cosas que se me escaparon en eso que di por obvio, en el poder descubrir otras… el poder ‘volver’, también, ¿no?

Poder ver que estaba en realidad todo totalmente ligado y conectado. Para mi es muy gráfico eso también. No existe pensar un lugar y un territorio aislado, por sus partes. No lo podés pensar así.  Eso es lo que me dejó como enseñanza mayor, creo, el lugar. No podés pensar un bosque sin pensar en el agua, sin pensar en el recorrido por las montañas, sin pensar en la huella que uno deja en el transitar ese lugar. No podes dejar de pensar en las consecuencias que tienen el generar lugares de producción en lugares que no lo tenían. Más que en lugares en sí, pienso en las dinámicas.

© Cortesía de la artista.
© “Erosión de cuerpos sin sombra”. Cerámica esmaltada con detalles en lustre oro. 2021. Cortesía de la artista.

 

© Dibujo carbón. Cortesía de la artista.

 

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