Cristina Navarro utiliza el automatismo como práctica principal a lo largo de toda su carrera. En esta serie, a partir de una monocopia en azul que genera una “mancha”, se dispara un universo que integra recuerdos de su infancia en Murcia, España. 

También se integra un material reutilizado, como es la membrana para edificios plateada. En muchas de sus obras Cristina trae conceptos o problemáticas actuales relacionadas a la emergencia planetaria: la importancia de la tierra, del océano, la intervención del ser humano en distintos ámbitos y la conexión espiritual con los elementos. 

De este modo mezcla una problemática actual con su propia historia de migración. 

En esta historia, surcada por mares y océanos, la artista comienza a conectar con colores y pigmentos que reavivan su infancia. Plantaciones de limones de sus abuelos, el pimentón rojo y otros elementos que son parte de esta búsqueda simbólica y material.