En sus performances, que cruzan la danza y el dibujo, Pauline Dufour despliega su cuerpo en un espacio virtual para crear un vínculo con la naturaleza. Sosteniendo con sus manos los controles de la VR tilt brush y el casco en su cabeza, la artista nos acompaña en la exploración de las potencialidades de una realidad virtual cuyo territorio es a la vez real y fantasmático.

Desde su casa en Nantes, donde atraviesa estos días de confinamiento, la artista francesa nos cuenta:

-¿Cómo llegaste desde la danza, pasando por el dibujo y el grabado, a las performances dibujadas con realidad virtual?

“Comencé la práctica de la danza en mi infancia, junto con la gimnasia que practicaba 15 horas a la semana en un club. Repentinamente, debido a un accidente de rodilla tuve que dejar el deporte a los 14 años. Comencé a cuestionarme nuevamente y en ese momento llegó el dibujo: primero con las clases nocturnas en Beaux Arts en Limoges a partir de los 15 años, luego con el Bac* de Arte y Literatura y, finalmente, asistí a la Escuela de Artes Decorativas en Estrasburgo (HEAR). Es allí donde descubrí prácticas como el grabado o la litografía que son fascinantes porque te permiten estar en una atmósfera de taller antigüo, con manipulaciones y conocimientos exigentes, pero también con la posibilidad de experimentar. Eso es lo que me gusta, la experimentación con las prácticas.

En 2017, me ofrecieron una residencia creativa para hacer mi primer dibujo virtual: Junglefever. Creo que realizar una performance, mostrar esto al público, es otra forma de experimentación para mí. Estar en el dibujo virtual coloca al cuerpo y al proceso creativo en el centro de la práctica.”

*Abreviación de Baccalauréat, emblemático diploma francés de finalización del secundario que habilita el acceso a estudios superiores.

-Tu recorrido interdisciplinario explora una realidad paralela, una realidad “otra” ¿cómo te sentís durante las performances mientras tu cuerpo se despliega?

“Es una experiencia muy nueva y llena de potencial. Ofrece la posibilidad de colaborar con músicos, fotógrafos o camarógrafos y muy pronto quisiera sumar un coreógrafo y un científico! También es una experiencia sensual y muy exigente. Todavía estoy lejos de lo que me gustaría hacer en términos de movimiento corporal.”

-¿Qué relación tiene tu trabajo con la arquitectura y el espacio en general? En tus performances, ¿cómo se articula el juego entre el espacio real y el virtual?

“Mi padre fue arquitecto. A la antigua usanza, dibujó mucho con rotrings, de una manera construída y delicada. Dibujó el espacio que vio, lo que observó mientras viajaba. Esto forjó mi mirada y alimentó raíces muy fuertes para mí en torno a las nociones de espacio, escala y la Arquitectura como “Arte Mayor”. Los primeros documentos en los que dibujé fueron planos de arquitectura. Un antigüo plano es apasionante. Ofrece un espacio de posibilidades. Me apoyo en el espacio real, ya sea un espacio abierto, una habitación en un museo o un escenario, para anclar mi cuerpo, mis pies, mi peso en el suelo. El público también me conduce durante mi deambulación para entrar gradualmente en el espacio virtual. Luego los dos espacios se fusionan.

-Tu obra transita fronteras y atraviesa límites: el espacio / tiempo de la realidad virtual, la percepción, la relación con la naturaleza, la abstracción y la luz. ¿Pensas que tu trabajo es inaprehensible?  

“Es escurridiza, eso espero. Todas las obras que admiro también tienen este aspecto misterioso o enigmático. Ya sea en literatura, en cine, en la historia del arte; o en la naturaleza misma, que es una gran fuente de inspiración para mí. Durante una performance, trato de acercarme al espectador o al visitante. Es un acto muy físico y el visitante suele estar cerca de mí. Dejarle una parte del trabajo para sumergirse, sentir o comprender si lo necesita también es bueno.

Creo que abordo temas importantes para todos: nuestra relación con la naturaleza, la vida, el paisaje, lo íntimo,  lo desconocido. Prefiero evocar que describir, que la imagen sea una construcción mental y que el espectador pueda hacer su propia interpretación o narrar su historia.”

-¿Crees que tu trabajo podría aportar pistas para atravesar más poéticamente estos días de confinamiento en los que nuestra realidad se ha convertido en una virtualidad sin espacio y sin tiempo?  

“Desde el comienzo de la cuarentena, volví a realizar un trabajo gráfico en tinta. En un pequeño cuaderno plasmo cada día un recorrido, una mirada sobre este tiempo de encierro a través del dibujo. Necesito aferrarme a la realidad de mi dibujo. Veré si, más adelante, se convierte en una obra virtual. Es un trabajo que me permite conservar un registro de este momento que es muy real pero que al mismo tiempo podría ser un escenario completamente ficticio o virtual.”